ORIENTAL

ORIENTAL

Era una noche cerrada y oscura cual boca de lobo, envuelta en un frío polar y espeso que dejaba escapar lentamente; de los cuerpos, densas vaharadas de volutas escarchadas… Volvía con el alma encogida, y tan fría como mi frente, desde la prisión de Meco. Venía de visitar a alguien a quien quiero más de lo que puedo… Y ver a mi amigo como un pajarillo encerrado entre barrotes me partió en dos el alma… 

Contemplar durante esas dos horas de visita a un ser indefenso, sumergido en la angustia más atroz que pueda existír, y con los surcos de dolor que han dibujado sobre su rostro estos tres años de encierro permanente, no es algo que se pueda ni escribir ni describir ni na de na… Bueno, para no ahondar más en este dolor que muerde como fiera hambrienta a su presa, dejemos este pasaje para otro momento… Comenzaban a caer del cielo, a plomo y sin gravedad, unos algodoncillos blancos como de azucar… Me encaminaba hacia una cena muy importante, e iba bien abrigado dentro de mi coche y con mi otro amigo del alma Miguel, que en esta ocasión tan diplomática hacia las veces de chofer del Artista… Después de un largo y ácido viaje llegamos a La Residencia del Embajador de Japón en España….
Los diplomáticos son muy sibaritas y floridos, y una cosa son sus Embajadas o Consulados y otra muy diferente donde residen sus nobles personas…
Nada más llegar a las altas verjas de bronce que encierran la idílica Residencia, llevaba entre barrotes dos horas y estos se me antojaron otra carcel más… Cuando de repente se abrió mecanicamente una gran cancela… y al asomar mi cabeza por la ventanilla del automivil descubrí que ya no estaba en España… Más bien diría; que ya no estaba entre los mortales… Un japones con levita y carric se nos acerco con elegancia y en un español pulcro; como ellos, me dió las buenas noches en un formalismo teñido de una amabilidad indescriptible; como si me conociese de toda la vida..
-Buenas noches mi señor Antonio… Sin utilizar el Canales para nada… Y con ese Mi de posesión, que se lo atribuía sin permiso alguno… Pero con el que dejaba claro la sumisión completa hacia mi persona…
- Kombagua, contesté muy resuelto…
- El chofer espera en los angares, o sale y regresa al finalizar la cena señor?
-No, él sale y después se le llama para recogerme…
-Muy bien, suban esa rampa y acomodese; está usted en su casa… Al subir por ese azagador cuidadísimo y espectacular, vi arboles de Sakura a cada lado del paseo, Flores de Ichoo sobre el suelo del jardín, y el arbol sagrado del Momiyi, raquítico y sin hojas en estas fechas tan heladas… Las podagras de celliscas que caian del cielo amoratado, habían pintado todo el decorado con un toque subrrealista y ensoñador…y parecia que nos encontrábamos en la ciudad Imperial de Kioto; en el año 200 antes de Cristo.. Lo mejor de todo era la cara de Miguel con la boca entre abierta y los ojos fuera de las orbitas, que solo atinaba a decir: de pelicula chiquillo, esto es de estiven espilber...  Será cateto este hombretón… Si no lo veo no lo creo chiquillo jajaja yo, Coñooo!!! yo no sabía que esto existía en Madrid… Yo no dije nada, solo me reí a mandibula batiente…pero es que yo tampoco sabía que existía tal cuchitril en plena Puerte de Hierro…jajaja..



CONTINUARÁ ....

2 comentarios:

  1. Precioso por un momento crei que estabamos en Japón. Maravilloso cuento von sabor a mas, quiero más. Como siempre una aprede mucho contigo...
    Un beso mi Antonio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias mi Rosa eres un ser de luz y un corazón muy grande... Te quiero mucho mi amiga..

      Eliminar