… En la gran puerta bruñida, como de Templo Kohen, me esperaban dos camareros uniformados a la europea uno y a la japonesa otro… Los dos Orientales… Me condujeron por unos pasillos de suelos alfombrados con primor y ornamentados de filigranas con motivos de Ocas reales. Las paredes recubiertas de bellos tapices de sedas milenarias invitaban a detener el paso…. Poco a poco fuimos deambulando hasta desembocar en una gran sala iluminada con las antorchas de Punjin, sobre la que flotaba un olor a vainilla y nuez noscada que enturbiaba los sentidos... Allí se encontraba el Embajador con la Sense y dos comensales más…Tomando Sake caliente y caviar de sapporo, para conbatir los rigores… Se levantaron de sus cojines de oro y seda y plata…Y me hicieron los rigurosos saludos Japonese de alta gama.. Yo les correspondi con un, Nande con nani esquina Noo Senseis, que viene a decir: estoy encantado de su hospitalidad, pero en un lenguaje muy sofisticado y riguroso, como si me dirijiese al Rey de España, ya que Sato el Embajador y la Sense a su vez, tienen sangre de la familia Imperial…
Pasamos a otra sala más acogedora y con una mesa a la europea, esto era por cortesía hacia mi ya que era el único que no tenía los ojos como dos puñaladas. Está estancia estaba decorada como el joyero de Alibaba, e iluminada con velas marrones de Hirossima y luz eléctrica pero muy bien camuflada. Sobre la gran chimenea reposaba, ingravida, una hermosa colección de abanicos de mas de 1500 años de antigüedad…
De mis ojos debían de estar saltando chispas cuando Sato me saco con una palmadita del ensueño… y escuché como todos reian …
De mis ojos debían de estar saltando chispas cuando Sato me saco con una palmadita del ensueño… y escuché como todos reian …
-Donde estabas Antonio san…???
---En Japón señor en Japón, atiné a balbucear.
---En Japón señor en Japón, atiné a balbucear.
Lo demás no se puede escribir con palabras… Sapidez y embocadura de Dioses… Gloriosas fragancias a flores sagradas. Inmensas y delicadas palabras musicales… Cuerpos envueltos en dulces movimientos. Manjares tras manjares fueron desfilando. Un repertorio interminable de vinos, sakes frios y calientes. Yo sentado a la derecha del Embajador y con la Sense enfrente de mi me sentí un gran Samurai de leyenda… Todo era en mi honor. Y me dije: que pena tan mayor que mi País quiera tan poco a sus hijos. Y no me hice el harakiri por que no venia al caso la sangre, en esta fiesta, y porque quería contarte esta noche que viví en la Embajada del Japón…
Cuando Miguel me recogió insistía en que le contara y narrará, con pelos y señales, lo sucedido allí dentro, pero ya no pude decirle nada, solo mi cara reflejaba el descontento de haber vuelto al País de los Mortales….
Cuando Miguel me recogió insistía en que le contara y narrará, con pelos y señales, lo sucedido allí dentro, pero ya no pude decirle nada, solo mi cara reflejaba el descontento de haber vuelto al País de los Mortales….
Antonio Canales….
Uffffff Espectacular relato, escrito y descrito con tu gran sensibilidad. Un momento de cuento japones, de "Fresas en Diciembre" todo es delicadeza, todo es bello y perfumado. El perfume nos llega a los mortales que te tenemos el placer de leerte. Japón me ha atraido siempre...
ResponderEliminarGracias mi querido amigo.
Japón es el cofre de perlas encerrado en una isla de seda y bambú.... Gracias por tu cariño y por tu supensibikidad...
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