UN DOLOR MULTIPLICADO

"Curro y el Nono"

Un dolor multiplicado...

Jamás pensé que aquel día de invierno, funesto y fatal, marcaría mi vida para siempre... Salía de casa, como de costumbre, con el tiempo bien distribuido para llegar a mis ensayos matinales... Me despedí cariñosamente de mis hijos deseándoles un buen y provechoso día... Esa mañana hacía un frío atroz y desangelado... De esos que convierten el ambiente en nubes de espesos vahos y tiritones descontrolados... Puse el aire caliente del coche a cien, y una vez tomo temperatura el motor me dispuse a salir hacia mi destino... Me encanta vivir en el campo, sin duda, pero estos días son de los que hecho mucho de menos vivir en pleno centro, para poder coger otro medio de transporte menos comprometido... Y desde ese instante recuerdo muy poco, hasta que desperté en una cama de hospital sedado y sin saber muy bien como había llegado hasta allí... Lo último que recuerdo de esa triste mañana, es una rotonda llena de flores heladas, que yo emprendía lentamente, y unos faros enormes que me apagaron la luz de mi vida para siempre... Estaba inmóvil y escuchaba los latidos de mi agitado corazón sobre mi sienes golpeándolas como martillos acompasandos... El desasosiego que sentí en mi alma no puedo explicarlo con palabras.. Mis gemidos delirantes llamaron la atención del personal, que inmediatamente se pusieron en marcha... Pasaron unos amargos momentos entre la realidad y el sueño... Y ya; de repente, fui consciente de mi estado... Setía la boca seca como un desierto y la lengua aún dormida se pegaba en mi paladar rugoso, sin control, como una lija... Quería hablar, o gritar...o derramar lagrimas.. pero todo ello me fue imposible... Al instante me vi rodeado de un grupo de personas con batas y mascarillas, que se afanaban por agarra el hilo de vida que de nuevo brotaba en mi interior... Para mi el tiempo no había pasado, pero en el calendario de la pared puede ver entre la bruma que aún cubría mi vista que era el año 2014... Cuado salí de casa aquella terrible mañana, el calendario marcaba 1984... Entre lo agitado que me encontraba y las emociones a mil por horas creí que me desmayaba y, claro está; me desmayé... Aquí empezó mi verdadero calvario.... Porqué despertar después de 30 largos años?... Esa era la amarga pregunta que no podía apartar de mi mente... Sin familia, sin hijos, sin mujer, sin padres; sin nada absolutamente... El parón de mi existencia no había sido un punto y coma, si no unos puntos suspensivos interminables. Los médicos me trataron bien y cariñosamente, aunque no dejaban de mirarme como a una cobaya, y era normal depués de salir de un coma irreversible de treinta largos años... Todo fue despacio y paulatino... Uno de los momentos que jamás podré olvidar, fué cuando me acercaron un espejo para que viese mi nueva imagen en él... Dios santo!!!! Tenia solo 32 años cuando ocurrio el desgraciado desenlace, ahora era un viejo consumido y amarillento de 62... Quise regresar al coma para siempre. Pero la vida no está en nuestras manos, no somos dueños de ese transito... Pasaron los meses y fui descubriendo, atormetado y resignado, todos los acontecimientos que se habían desarrollado mientras me encontraba en ese maldito sueño. Después de una larga temporada en observación  pasé a planta como otro enfermo más. No tenía visitas de ninguna clase, ni yo quería tenerlas... Al lado de mi cama se encontraba convaleciente un señor algo más mayor que yo...Siempre tenía una sonrisa en los labios, y su frente alta y orgullosa le hacia parecer alguien importante... Limpio, aseado y recostado de medio cuerpo, miraba por la ventana hacia la lejanía con infinita paz... Poco a poco fuimos forjando una amistad entrañable... Yo ocupaba la cama de la pared por dos motivos. Uno el miedo a que tuviese tan a la mano el suicidio; que los médicos aún no habían descartado, y otro, que al faltarme las dos piernas que se quedaron pegadas contra el camión, me sería mucho más dificil arrastrarme hasta Él; en un momento de locura y desconsuelo... Este don Juan que aguantaba mis impertinencias, se llamaba Curro, y era un ejemplar de enciclopedia. Me contó mil y una perrería... Me hizo reir, llorar y soñar...Tener ganas de correr y de saltar; es obvio que no, pero de vivir y ser de nuevo feliz; bastante más de las que tenía antes de conocerle. Un día le dije Curro, porqué no me cuentas que ves por esos ventanales... Y ahí comenzo mi verdadera recuperación... Me decia, con esa voz de encantador de serpientes: mira Nono, ahora se está poniendo el sol detrás de la arboleda, y unos enamorados se besan con pasión sentados en un precioso banco de madera... Para mi Curro era mis ojos, mi vida, mi todo. Cada estación, cada semana, cada día y cada mes... me describía con pelos y señales lo que ocurria allí afuera... En ese mundo al que algún día tendría que volver... Una fría mañana de un invierno de esos crueles que siempre me traian malos presagios... Al despertar vi la cama vacia de mi amigo Curro, grité con una desesperación enloquecida... y una enfermera llegó al instante corriendo a mi socorro... -Nono, siento comunicarte que Curro esta noche a fallecido... De repente quise que me tragasen la sabanas de mi camastro, y entre lagrimas le dije, y ahora quien me va a contar todas las cosas bellas que Curro veia desde su ventanal... Ella, sin inmutarse, llamó a dos celadores y me transportaron hacia la cama de mi amigo... No podía dar credito a lo que vi, en ella había un muro de ladrillos que inpedia ver por completo el exterior. 
Yo, tembloroso y con la voz entrecortada por la emoción, les pregunté: -esto siempre ha estado aqui? y ellos me dijeron con dulzura y sin comprender nada: si, claro, ya que Curro era ciego, no hacia falta que tuviese ningun paisaje.......


Antonio Canales

5 comentarios:

  1. Me ha sorprendido! Fantastica narración, me has llevado a donde querias, sentir emoción, una gran emoción por esa historia ejemplar, por el ser que la cuenta magistralmente. Un precioso regalo matinal. Leyendote he puesto todos mis sentidos, sobre todo el que manda a mi corazón... Gracias por llenar mi vida de ilusión. Te quiero mi querido amigo

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