LOS GEMELOS


"LOS GEMELOS"
En un país lejano, en una isla solitaria y apartada, una noche en la que el cielo anunciaba tormenta, nacieron a la misma hora y en el mismo instante dos gemelos que son los protagonistas de nuestra historia... Nacieron a la vez, en el mismisimo instante, ya que en el momento que asomaba la cabeza de uno de los retoños por la parte natural de su madre, su hermano se ahogaba en la turbia y venenosa placenta y el médico, certero y con la desición del cirujano experimentado, cortó de un tajo el vientre en dos para encontrase con el trasero del otro gemelo... Y así llegaron al mundo dos primogénitos por derecho propio; uno de cabeza y otro de culo...
José y Arón, así los bautizaron nada más llegar al mundo, pués venían envuelto en tal debilidad que se temía por sus vidas, y su madre quiso que el párroco los asistiera en el bautismo allí mismo; en el desconchado y humedo hospital, para evitar el Limbo si llegaba la funesta barca de Caronte a por ellos... Pero a la que vino a buscar desgraciadamente fue a ella, que murió a menos de una madrugada de dar la vida a nuestros gemelos, entre un río imparable de sangre y una tormenta feroz que se desató en la Isla de Lobos; que era como se llamaba este lugar remoto y apartado del mundo. Los rayos y truenos amortiguaron los gritos desgarradores de dolor con el que Margat entregó su vida para dársela a Ellos........
Aron; como el hermano de Moises, fué el que llegó de nalgas, y su vida siempre tuvo ese sino... Por el contrario, José vió la luz por la puerta de la vida natural de su madre... Se criaron en la Parroquia con los donativos escasos que los domingos y vísperas entregaban los fieles parroquianos... Y Don Luís, el oficiante, tuvo muchisimos quehaceres para sacar adelante a los dos huerfanos... Eran dos niños preciosos, rubios; igual que el reflejo de la luna en el ocaso. Con un pelo revuelto como la espuma del mar y unos ojos color zafiro... Pero Aron nació ciego... Y jamás pudo contemplar el maravilloso prodigio del parecido de ambos... Ya a la temprana edad de 8 años José ayudaba en la misa con los preparativos. Era un niño bondadoso y lleno de amor hacia los demás, sobre todas sus debilidades estaba la que sentía por su hermano Aron, ya que Él era los ojos de los dos... Aron, sin embargo, siempre le tuvo unos celos incontenibles a su hermano, y su caracter se volvió uraño y agrio desde que tuvo uso de razón... Él aprendió el duro trabajo de la molienda, tan necesario para los habitantes de la pequeña y apartada Isla... Acabaron los dos entregando sus vidas al servcio de los demás, uno en lo material y otro en lo espiritual... Como si su madre al perder el aliento hubiese dejado en ellos un sello indeleble y vital... Con el tiempo Aron dejó de ir a la iglesia y se corvirtió en un hereje indomable; y su caracter empeoró... No así José que amaba a su hermano con devoción infinita, a pesar del odio intenso que su otro gemelo le demostraba... Aron maldecía, día y noche, a Dios por haberle entregado todos los infortunios y desgracias en favor de su hermano... Vivía en el cerro más alto de la Isla donde los vientos eran propicios para el funcionamiento del vetusto molino, que había pasado a sus manos al morir el viejo molinero... Pero el molino ajado por el viento y el salitre cada vez ranqueaba más, acompasado de un sonido quejumbroso que hacía temer lo peor a Aron... Los dias que el viento soplaba de poniente las aspas enquilosadas no hacían la menor intención de funcionar. Esto le consumía la sangre lentamente, le proporcionaba la penuria más amarga y al pueblo lo hundía en la hambruna más feroz... Su hermano, sabiendo de esto, decidió tomar cartas en el asunto y envió a algunos feligreses para construír otro molino más moderno al lado del de su hermano; en el mismo cerro. Lo que provocó la ira de su gemelo hasta limites insuperables... Ciego de vista y de rabia resolvió que daría muerte a José por su egoismo y malas artes... Al día siguiente cuando despertó, al abrir las ventanas del molino comprobó desolado que el viento seguía en la misma dirección... Salió como un ciclón impetuoso envuelto en la tenue luz de la amanecida, desquiciado y ardiente de furia; empuñando un hacha afiladísima, bajó por el sendero en dirección a la iglesia. Pero algo lo detuvo en seco, al escuchar el rumor de unas aspas suaves que se revolvían con presteza sobre el poniente... Incredulo aguzó su sentido del oido; el cual tenía desarrolladísimo. Y con asombro comprobó que había otro molino funcionando y el murmullo de una pequeña comitiva que esperaba impaciente para moler su deseado trigo... Por primera vez Aron lloró amargamente. José había estado ahorrando con mucho sacrifico, años de su vida, para construír a su hermano un molino que mirara al poniente, y de esta forma hacerle la vida más facil a su amado gemelo y que nunca más faltara el pan...

Moraleja: Muchas veces solo nos importa lo que amamos, y menospreciamos y no valoramos a quien nos ama...

Antonio Canales...

4 comentarios:

  1. Que cuento más hermoso Antonio mio. Es cierto que muchas veces estamos ciegos ante el verdadero amor que nos procesa el otro, no vemos lo que tenemos al lado. Queremos lo que no es importante y despreciamos o ignoramos a quien nos ama. Perdona si lo escribo y lo digo tan mal. Las palabras que hay en mi corazon...no sé plasmarlas sobre la pantalla de mi movil...
    Sólo sé que a ti siempre te valoro, valoro tu cariño hacia los demás. Por ello y por miles de cosas buenas que habitan en tu ser , te amo

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    1. Gracias mi niña mimada... Un beso como lluvia de Abril...

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