LA SIMPATÍA
Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza
Dedicado a ti "la Simpatía"
Diga lo que quiera de mí el común de los mortales, pues no ignoro cuán mal hablan de la Simpatía incluso los más mentecatos, soy, empero, aquélla, y precisamente la única que tiene poder para divertir a los dioses y a los hombres “La Simpatía”. Y de ello es prueba poderosa, y lo representa bien, el que apenas he comparecido ante vuestros ojos para dirigiros la palabra, todos los semblantes han reflejado de súbito nueva e insólita alegría, los entrecejos se han desarrugado y habéis aplaudido con carcajadas alegres y cordiales, por modo que, en verdad, todos los presentes me parecéis ebrios de néctar, como los dioses homéricos, mientras que antes de abrír el periódico y encontrarse con migo, estabais sentados con cara triste y apurada, como recién salidos del antro de la mortandad.
Al modo que, cuando el bello sol naciente muestra a las tierras su áureo rostro, o después de un áspero invierno el céfiro blando trae nueva primavera, parece que todas las cosas adquieran diversa faz, color distinto y les retorne la juventud, así apenas he aparecido yo, habéis mudado el gesto. Mi sola presencia ha podido conseguir, pues, lo que apenas logran los grandes oradores con un discurso lato y meditado que, a pesar de ello, no logra disipar el malhumor de los ánimos...
Diga lo que quiera de mí el común de los mortales, pues no ignoro cuán mal hablan de la Simpatía incluso los más mentecatos, soy, empero, aquélla, y precisamente la única que tiene poder para divertir a los dioses y a los hombres “La Simpatía”. Y de ello es prueba poderosa, y lo representa bien, el que apenas he comparecido ante vuestros ojos para dirigiros la palabra, todos los semblantes han reflejado de súbito nueva e insólita alegría, los entrecejos se han desarrugado y habéis aplaudido con carcajadas alegres y cordiales, por modo que, en verdad, todos los presentes me parecéis ebrios de néctar, como los dioses homéricos, mientras que antes de abrír el periódico y encontrarse con migo, estabais sentados con cara triste y apurada, como recién salidos del antro de la mortandad.
Al modo que, cuando el bello sol naciente muestra a las tierras su áureo rostro, o después de un áspero invierno el céfiro blando trae nueva primavera, parece que todas las cosas adquieran diversa faz, color distinto y les retorne la juventud, así apenas he aparecido yo, habéis mudado el gesto. Mi sola presencia ha podido conseguir, pues, lo que apenas logran los grandes oradores con un discurso lato y meditado que, a pesar de ello, no logra disipar el malhumor de los ánimos...
Antonio Canales
Que maravilloso!!! Tu cuento me trae ese momento de sonreir, de disfrutar, lectura del momento feliz del dia. Tú eres la simpatía en persona, la que me deja la cara relajada y el corazón aunque esté dañado más tranquilo. Gracias por este momento contigo. Te echo mucho fe menos, llámame "tremenda" , es lo que hay. Te quiero mi Canales
ResponderEliminarPero todos los días amanece, y cada noche debe ser la reconfortante colcha de estrellas con que cubrir el cansancio que te deje la lucha... Nunca te rindas ni muerdas el dolor del pasado. Que no te dejará respirar el aire que te envuelve mi amiga de mi corazón... LUCHAAAAAA
EliminarHe leido el poema que me has dejado ayer...Aqui me tienes como una tonta, como el alma de cántaro que tú bien conoces. Llorando de autentica felicidad, es el más bonito regalo que me podías hacer. Mil veces gracias, como resistirme a quererte con toda mi alma?
ResponderEliminarCuando algo sale del alma es inevitable ...l
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