SU NOMBRE ES CARAMELO"
Llegue emocionado y lleno de curiosidad aquella noche tan especial a la casa de Cesar; Koki para los más íntimos, en la que El y unos amigos me iban a dar una fiesta sorpresa... Me recibió en el umbral de su casa el anfitrión rodeado de sus hijos e hijas, elegante pero informal, guapo, impecable, todo un señor lleno de cariño y amistad, y con un fuerte abrazo y una sonrisa de oreja a oreja; como chivo jalado de carreta, me dio la bienvenida. Después, ya en el patio interior de su lindo hogar, me presento a un amigo muy particular; que aun yo no conocía, de nombre Caramelo... Al principio se mostró tímido y algo huidizo... Pero no por ello menos cariñoso y atento... Nos rozamos la piel, nos dijimos un hola corto y sentido y nos miramos fijamente a los ojos... Bueno, eso pensé yo... Algunos ciegos saben mirar mejor que los que vemos con los ojos de la carne. A los pocos minutos me pude dar cuenta que el no me había mirado con esos ojos que yo pensaba... Ya que caramelo es ciego de nacimiento... Muy amable me cedió su puesto que normalmente El ocupa al laito de mi amigo Cesar, el anfitrión de esta velada... Y yo lo ocupe como invitado de honor... Más tarde, cuando se levanto a no se que cosa. pude observar en su andar tambaleante y su forma de tantear los marcos de las puertas y los escalones del patio, que Caramelo era un ciego muy elegante... Y ahí fue cuando apareció Andrea su compañera... Lo supe al momento en la forma en que su lomo se enderezó y en el cariño con que se saludaron ambos.... Había una confidencia en ese oscuro abrazo, que irradiaban la luz mas bella que había visto jamás... Estaban hechos el uno para el otro... Caramelo veía a través del olfato, del tacto, y sobre todo del oído.... Y había momentos en la noche, en que al escuchar la música o el canto de alguno de los comensales, Caramelo se alzaba y con paso firme se dirigía al lugar, sin dudar y sin errar, de la persona que en esos momentos expresaba el arte del canto y o de la música... Se colocaba al lado del intérprete con la cara llena de felicidad y los ojos perdidos en el abismo, y parecía flotar de gusto y pasión... Nunca vi la felicidad hecha carne en la forma que la vi en mi amigo Caramelo... Se diría que estaba continuamente agradeciéndole a la vida por tanto y por todo... Me entraban ganas de darle dos o tres bocaos cariñosos.... Ya casi en la despedida de esa noche que jamás olvidaré, noche estrellada, noche de canciones dulces, tristes, entrañables y añoradas...noche de sueros, caraotas embrujadas, vinos merlot, sangrías caroreñas, cervezas, cariños, rollitos de quesos con mostaza, salsa rosa y mayonesa..aderezos picantes, caricias hermosas, arepitas fritas y finas como santas obleas...y todo un sinfín de placeres mas celestiales que terrenales, me contaron las buenas lenguas, que Caramelo vivió un tiempo como vagabundo abandonado. Que Andrea lo encontró aterido de frío, desvalido, anémico, ciego y sin rumbo, perdido por las calles de la soledad... Y se apiado y se enamoro de El al primer instante; que no a primera vista.... Lo llevo a casa y se hicieron inseparables.... Y ahora se quieren tanto y Caramelo es tan feliz....que me quede prendado de ellos.... Ya, al acabar la noche; cuando me iba para la salida, fue ladrando al compás de mis pasos, su rabo garboso y pendulante parecía un abanico egipcio. Con gracia y salero sus patas marcaban por burlerías al compás de mis palmas. Entonces me agache, lo abrace con fuerza, me dio veinte o treinta chupetazos... Y las lagrimas rodaron por nuestras mejillas sin control, y con ellas sellamos una amistad para siempre... TE QUIERO CARAMELO....
Llegue emocionado y lleno de curiosidad aquella noche tan especial a la casa de Cesar; Koki para los más íntimos, en la que El y unos amigos me iban a dar una fiesta sorpresa... Me recibió en el umbral de su casa el anfitrión rodeado de sus hijos e hijas, elegante pero informal, guapo, impecable, todo un señor lleno de cariño y amistad, y con un fuerte abrazo y una sonrisa de oreja a oreja; como chivo jalado de carreta, me dio la bienvenida. Después, ya en el patio interior de su lindo hogar, me presento a un amigo muy particular; que aun yo no conocía, de nombre Caramelo... Al principio se mostró tímido y algo huidizo... Pero no por ello menos cariñoso y atento... Nos rozamos la piel, nos dijimos un hola corto y sentido y nos miramos fijamente a los ojos... Bueno, eso pensé yo... Algunos ciegos saben mirar mejor que los que vemos con los ojos de la carne. A los pocos minutos me pude dar cuenta que el no me había mirado con esos ojos que yo pensaba... Ya que caramelo es ciego de nacimiento... Muy amable me cedió su puesto que normalmente El ocupa al laito de mi amigo Cesar, el anfitrión de esta velada... Y yo lo ocupe como invitado de honor... Más tarde, cuando se levanto a no se que cosa. pude observar en su andar tambaleante y su forma de tantear los marcos de las puertas y los escalones del patio, que Caramelo era un ciego muy elegante... Y ahí fue cuando apareció Andrea su compañera... Lo supe al momento en la forma en que su lomo se enderezó y en el cariño con que se saludaron ambos.... Había una confidencia en ese oscuro abrazo, que irradiaban la luz mas bella que había visto jamás... Estaban hechos el uno para el otro... Caramelo veía a través del olfato, del tacto, y sobre todo del oído.... Y había momentos en la noche, en que al escuchar la música o el canto de alguno de los comensales, Caramelo se alzaba y con paso firme se dirigía al lugar, sin dudar y sin errar, de la persona que en esos momentos expresaba el arte del canto y o de la música... Se colocaba al lado del intérprete con la cara llena de felicidad y los ojos perdidos en el abismo, y parecía flotar de gusto y pasión... Nunca vi la felicidad hecha carne en la forma que la vi en mi amigo Caramelo... Se diría que estaba continuamente agradeciéndole a la vida por tanto y por todo... Me entraban ganas de darle dos o tres bocaos cariñosos.... Ya casi en la despedida de esa noche que jamás olvidaré, noche estrellada, noche de canciones dulces, tristes, entrañables y añoradas...noche de sueros, caraotas embrujadas, vinos merlot, sangrías caroreñas, cervezas, cariños, rollitos de quesos con mostaza, salsa rosa y mayonesa..aderezos picantes, caricias hermosas, arepitas fritas y finas como santas obleas...y todo un sinfín de placeres mas celestiales que terrenales, me contaron las buenas lenguas, que Caramelo vivió un tiempo como vagabundo abandonado. Que Andrea lo encontró aterido de frío, desvalido, anémico, ciego y sin rumbo, perdido por las calles de la soledad... Y se apiado y se enamoro de El al primer instante; que no a primera vista.... Lo llevo a casa y se hicieron inseparables.... Y ahora se quieren tanto y Caramelo es tan feliz....que me quede prendado de ellos.... Ya, al acabar la noche; cuando me iba para la salida, fue ladrando al compás de mis pasos, su rabo garboso y pendulante parecía un abanico egipcio. Con gracia y salero sus patas marcaban por burlerías al compás de mis palmas. Entonces me agache, lo abrace con fuerza, me dio veinte o treinta chupetazos... Y las lagrimas rodaron por nuestras mejillas sin control, y con ellas sellamos una amistad para siempre... TE QUIERO CARAMELO....
Maravilloso Cuento, entre Caramelo y tú surgió el amor y eso no hay ceguera que se resista. Ahora sé lo que es tener un amigo peludito ciego, no hay diferencia! Como sabes he heredado de mi tia Rosa su Shih Tzu, el pobrecito ha sufrido mucho estos dos ultimos años, está ciego, pero me ve perfectamente. Me ama.y eso es suficiente.
ResponderEliminarEstoy temblando...no me acostumbro a verte, uffffff, jajajajajaja
Te quiero mi niño
Qué maravilla.... Su sufrimiento se va a ver multiplicado de felicidad por el amor de vosotras,. oleeeee
ResponderEliminar