LA HUELLA Y EL RELOJ

“Cuenta conmigo amigo”

/La Huella y el Reloj…/

No sé mi edad exactamente: nací en Hispania cerca de un río al que llaman el Guadarrama. Vivo sin papeles ni registros...


Ya que nací en un remoto paraje denominado /Las Suertes de Abajo/, en una zona de cárcavas y verdes pinos y cañaverales… Justo en el arroyo “Conmaleche”, al pie de una hermosísima villa de un tal Materno; hombre acaudalado y poderoso con sangre noble en sus venas. Y para el cual mi humilde padre trabajaba, haciendo girar los cubos de molinos para llevar el agua hasta sus frondosas tierras. He sido pastor de las cabras, corderos y vacas de este señor; el tal materno. Gran jefe de estas heredades y también de los ejércitos de Moesia. Todos le llamaban Teodosio; como a mí.

Hoy; gracias a él, estudio el arte de las “Musas” En la gran Roma Imperial… Los romanos construimos los mosaicos con pequeñas piezas cúbicas llamadas teselas. 
La palabra tesela significa cuatro…y el material de estas teselas son rocas calcáreas, vidrio coloreado, cerámica, y otras muchas variaciones…
Opus tessellantum; Así se llamaba la madraza a la que me envío mi gran benefactor y tocayo Teodosio el materno.


Estoy soltero aún....Y, defiendo; sobre todo, a los pastores y artistas que tengan el corazón Segreño como el mío. Soy Hispano, pero sin fanatismo.
Una vez mi padre me regaló una túnica ¡tan hermosa...! que todo el mundo se giraba para mirarla a mi paso…

Era una fina tela de algodón, y estaba teñida de un azul bellísimo... El azul, para los hombres del Segra, mi pueblo, es el color del mundo. Porque el azul es el color dominante del cielo, el techo de nuestra casa.


Éramos en la Hispania Augusta por aquel entonces tres millones de habitantes… Pero la población decrece cada día más... ¿Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía?, preguntaba una vez un sabio a la muchedumbre congregada: yo lucho por preservar mi pueblo.

Mis antepasados familiares y los actuales pastorean aún rebaños de corceles, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito silencio...
No hay más verdad que el silencio de Carranque. Si estás a solas en aquel espacio puedes oír el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

Los recuerdos de mi niñez en el río y en la casa del Materno los conservo con gran nitidez…
Me despertaba antes que el sol, y ahí estaban las cabras de mi protector. Ellas nos daban leche y carne, nosotros las llevábamos a donde hubiese agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

Era una vida para mí muy estimulante, mucho. A los siete años ya me dejaban alejarme del campamento, para que aprendiera por mi mismo las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarme por el sol y las estrellas...

…Y a dejarme llevar por el caballo, si te pierdes en las aguas arenosas del Guadarrama: él solo te llevará a donde puedas hacer pie en tierra.
 Saber todo esto cuando vives en pleno karsuso, que significa; piedras de abajo, es muy valioso, sin duda que lo es... 
Allí todo es simple, bello y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene un enorme valor!
 Este mundo, por el que ahora transito, y aquél; son muy diferentes… Allí cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos, allí nadie sueña con llegar a ser. ¡Porque cada uno ya es!...

CONTINUARÁ......