“Cuenta con migo amigo”
/La Huella y el Reloj…/ II
Lo que más me chocó en mi primer viaje a Roma, fue: cuando vi correr a la gente por la Vía Augusta del Coliseum... ¡En el Carranque sólo se corre si viene una tormenta feroz! Me asusté, claro está... Sólo iban a buscar los mejores asientos para el espectáculo, ja, ja...
Sí, era simplemente eso, que iban a buscar sus importantes asientos.... Después en las termas vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar, qué abundancia, qué derroche, ¿no?
- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en remover agua! Y ayudar a mi pobre padre en la dura tarea de los molinos… Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...
A principio del siglo V hubo una gran sequía, murieron cientos de animales, y muchos caímos enfermos..... Yo tendría unos doce años y, desgraciadamente, mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.
Convencí a mi padre para que me dejase ir a la escuela. Me levantaba aún en la penumbra de la madrugada, y cada día caminaba unos quince kilómetros en la soledad más absoluta del monte, y con el temor de acabar devorado en las fauces de algún lobo salvaje... Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...
A raíz de la muerte de mi querida madre ocurrió algo inesperado en mi vida y nació dentro de mí, como un ciclón, una pasión desmedida por ir a la escuela.
Uno de esos días en los que estaba cuidando los rebaños de mi señor Teodosio, pasé cerca de un campamento de pica pedreros. Aquello era atronador, delirante y caótico. Mis ojos, mis oídos… y sobre todo mi olfato quedaron extasiados y aturdidos con el trasiego del acontecimiento. Mucho después al llegar a Roma, comprendí que ya tuve en aquel ruidoso encuentro, la oportunidad de conocer los olores, sonidos y visiones estrambóticas de la gran ciudad…
Un día fui llamado a la Casa del materno y, en ese preciso instante, estaban adobando los suelos para ponerles las teselas. Me quedé asombrado, se trataba de una enorme y majestuosa casa sostenida por numerosas columnas de un mármol purísimo. Una esplendorosa planta cuadrada con un patio central, con un precioso y pulcro peristilo; en el que me esperaba mi benefactor y desde donde se accedía a las distintas estancias. Pude contar más de veinte habitaciones pavimentadas con bellas Musas, y escenas figuradas de héroes y dioses…
Era tan hermoso que quedé hipnotizado y resbalé como un bellaco… mi “Huella” quedó marcada para siempre en el fino pavimento… el susto me dejó petrificado como una estatua de sal. Gracias, que antes de que uno de esos poderosos monstruos de hierro, ruedas y metal pasara, como un demonio, por encima de mi enajenada cabeza, me sacó de mi enconado letargo el choque fortuito con uno de los Mestre de obras; al que en el tropiezo se le cayó un libro de la saca. Lo recogí suavemente y se lo di. Él, al ver mi cara asustada y mis ojos inflamados de asombro, se volvió y me lo regaló y me habló de aquel libro: La Tesela. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo....
Y lo logré; si señor... Sí. Y así fue como obtuve la gracia de que el gran Teodosio fuera mi padrino y me enviara a estudiar a Roma..
¡Un Segreño en la universidad...!
Soy muy feliz estudiando, desde luego que si… Pero lo que más añoro aquí es la leche de cabra... Y, también, el fuego de leña de pinos, y caminar descalzo sobre la arena cálida durante los estíos. Y, sobre todo, las estrellas: aquí las miramos cada noche y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Allí, por la noche, se mira la turba encendida de los gladiadores.
En este mundo moderno y sofisticado hay de todo, pero nunca es suficiente. Siempre hay quejas. ¡Todos se pasan la vida quejándose! Vociferando. Se encadenan de por vida a las deudas, y hay ansia de poseer, frenesí, prisas… En el Carranque habrá otras carencias, por supuesto, pero no existen este tipo de atascos…
Ahora prestar mucha atención: porque os voy a relatar un momento de felicidad inmensa en esta mi tierra…
Esta dicha y gloria que el Guadarrama nos regala a los segreños, ocurre cada día dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor y hombres y animales regresan lentamente al campamento. Sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...
Fascinante, desde luego... Es un momento mágico…
Vamos entrando todos en las humildes casas de piedra y arena, ubicadas en las márgenes derecha del río, y hervimos rosas con agua de jazmín y miel. Sentados en nuestros mosaicos, cojines y alfombras, en silencio escuchamos el hervor del agua… La calma nos invade a todos y los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor…
Qué paz....
Y al final pienso:
/ En Roma tienen relojes de sol en las paredes, pero en Carranque tenemos tiempo…/
Posdata: Y ahora viene mi baile, que lo aprendí de mi madre que era de Carranque. A; y una cosa, si alguien mira bien por entre las piedras de la casa de mi benefactor, podrá aún ver mi huella por allí …
Antonio Canales
¡Hasta la próxima, Ángeles de mis cuentos!...
Besos al sol y a tu corazón .
ResponderEliminarGracias me tesoro con patas,,. Te adorooooo. Oye mi pequeña donde dejaste las cositas ?
EliminarBesicos al sol y a tu enorme corazón de Rey .
ResponderEliminarGracias mi Alex eres maravillosa....
EliminarMe fascina ese personaje sin nombre que nos hace sentir tanto!Un viaje por esa Roma antigua (aunque moderna) que podría ser ahora, lo describes tan bien que me llegan perfumes de rosas y jazmín. Gracias por este gran momento de felicidad mi Antonio querido
ResponderEliminarEsa Roma loca y cuerda.... Imperio de sensaciones verdad?
EliminarMe encanta Antonio.
ResponderEliminarGracias mi Coral......
EliminarAunque no tengas nombre, como no, te llame Antonius "el Floreciente", que de la pobreza te convertiste en sabio y dejaste tu huella, afín que nadie pueda nunca olvidar tu recuerdo... y que jamas tu glorioso ser se desvanezca de nuestros corazones, oh, ahijado del Maestro Teodosio!
ResponderEliminarAugusta Almerianne... que bien me has definidoooooo jijijiiiiiii
EliminarSiempre un placer leerte.. Tus mensajes y enseñanzas para el mundo entero. Felicitaciones..
ResponderEliminarGracias Ita, yo escribo para que tu me leas.... besossssssss
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