LAS GAFAS

LAS GAFAS 

Cuando empecé a dar el primer estirón; que yo recuerde, la falta de una buena nutrición empezó a manifestarse en mi débil  y flacucho cuerpecito y, de pronto, de la noche al día; me afectó a la vista... Mis padres sintieron mucha pena, pues decían que mis ojazos negros eran una pintura, y que todo esto me afearía mucho... Pero aparte de la estética que pasaba a ser un problema menor y muy lejos de los primeros puestos de la línea de fuego, lo que a mis padres; sobre todo a Él, preocupaba eran otros ahogos y desasosiegos, ya que yo comenzaba mi primera etapa en los Salesianos de Triana,  y ahora hacía falta con urgencia que me viera un oftalmólogo... Revisiones , consultas, gafas , monturas, cristales.... A más de libros, carpetas, lápices, sacapuntas, y al principio; en los primeros tres cursos, unos pantaloncitos cortos gris marengo, unos zapatos gorilas marrones, con su pelota verde de regalo, y un jersey blanco de manga corta con una rebeca azul con dos coderas que ocupaban medio brazo mío, Santo y seña de ser heredada con orgullo de un Salesianos anterior, como si de un armiño se tratase. Y, claro está, todo esto se traducía a duros, medios duros, pesetas, reales, gordas y chicas... Y, así de pronto, me vi como el Antoñito cuatro ojos capitán de los piojos, cosa que me llenaba el corazón de rabia y el paladar de un regusto amargo... Porque aquel tesoro de la vista, que había costado el ojo de la cara de mi padre, no se podía quebrar bajo ningún concepto... Si por mano del demonio le ocurría algún percance a los dichosos anteojos, no importaba el que fuese ni los motivos, aquel grave error lo podía pagar con la muerte o el destierro de las faldas de mi abuela Manuela  jajajajajaja Así que la responsabilidad se apoderó de mis ganas, y me sentaba a ver jugar a los muchachos, como si me hubiese quedado inválido de la poliomielitis...

CONTINUARÁ ....