IBIZA

IBIZA

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

"El Danzar de las brasas"

IBIZA...

Hoy navegaremos hacia la ciudad de Ibiza, en catalán Eivissa. Las Pitiusas del mediterráneo. La ciudad de la “Tonyina a l'eivissenca” (atún a la ibicenca) de los pescados frescos y sus frutos del mar...

En ella, lo mejor guardado está en el interior, /sin desmerecer sus costas/.

Hay que llegar al municipio de San José, y perderse entre las montañas de Sa Talaia y su entorno; ahí es donde sangra la Ibiza milenaria. Y ahí es donde mejor se puede degustar el “Sofrit pagès” Un plato muy típico del interior de la isla, que se prepara con productos del corral. Tradicionalmente se sirve en celebraciones, pero a mí me gusta en cualquier época del año.

Hubo un verano, haya por el principio de los años ochenta, que tuve el honor de participar en un macro concierto de esos veraniegos y llenos de furor. Era la época del reclamo libertario y las dulces mieles de la democracia y sus bondades; aunque yo creo que las democracias llegaron antes de lo previsto a esta Isla edénica y paradisíaca que es Ibiza.

Bueno, pues allí estaba yo… rodeado de rokeros, hipis, gente pacífica y algunos greñudos ruidosos. Era la primera vez que visitaba la isla. Me habían invitado a bailar mis compadres del grupo Ketama; estos en sus comienzos y yo también. Y el grupo que cerraría la noche sería Pata Negra. Estos últimos eran las estrellas de la velada. Me encontraba pletórico y feliz de poder ser participe de este evento y con ello, elevar el baile flamenco y hermanarlo con esos nuevos sonidos Pop- revolucionarios del momento. Además, tanto Rafael como Raimundo son del mismo barrio de Sevilla en el que nací, y los conozco desde niños. Esa noche, ocurrió lo que tenía que ocurrir, acabó convirtiéndose en algo insólito.

Estábamos en la entrada de la discoteca en la que iba a ocurrir el concierto, y unos sillones y unos peluqueros de esos de los que mi padre diría_ - estos son unos pela gatos y no hay que fiarse de ellos porque puedes perder la cabellera y la dignidad… Pues estos angelitos invitaban a la gente, antes del concierto, a peinarse y acicalarse sus largos cabellos y trenzas; muy a la moda en esa época. Bueno, amigos: aquello era verdaderamente provocador y trasgresor. Y como nosotros así nos sentíamos, Rafalillo de los Pata Negra y mi persona accedimos prestos a los asientos. Y a mi me pusieron un barco en el cogote y a Rafael un avión en la coronilla.

Y de esta guisa salimos al escenario para interpretar una bulería, que él me acompañaba con la voz y la batería a la vez y yo la pateaba con todas mis fuerzas y energías. Fue pura improvisación, pura euforia, y el público asistente cayó en el delirio. Los Ketama, compadres de mi boda y amigos para siempre, se enfadaron mucho; porque se suponía que yo bailaría con ellos solamente.

Pero este encuentro entre aviones y barcos sobre nuestras cabezas fue inevitable. Dejamos el listón bien alto, y al final los aparatos de papel convertidos en añicos sobre las tablas  y los pelos hechos jirones. Pero aprendí una cosa valiosa, que a Ibiza, este terruño que fue asirio, fenicio, pirata y tantas cosas más… no se debe de venir con el Guión aprendido. Hay que dejarse llevar por sus mareas y lo pasarás mucho mejor.

Con el tiempo he vuelto a la Isla sobre lujosos y grandes yates, o sentado sobre una sencilla bicicleta. He cruzado sus cielos en jet privado, o recorrido sus senderos a lomos de un bonachón y resistente burro. Para perderme por sus parajes, surcar sus aguas cristalinas, contemplar sus molinos y anocheceres, y degustar sus sabrosa gastronomía…

Me gustan sus quesos, sus chacinas, sus gentes autóctonas y sobre todo el reposo y el sosiego que se respira en sus parajes interiores, si los sabes encontrar nuca podrás olvidarte de ellos. Y, como no, sus “Orelletes” Orejones… Este dulce con sabor a anís me priva, y debe su nombre a su singular forma que es similar a la de una oreja.

“Ibiza y sus trasgresores Orelletes”

Antonio Canales