"GUERRA ENTRE HERMANOS. NOOOOOOOO NUNCA JAMÁS"
/Desde la Universidad para el Mundo/
Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…
... Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso de pie y pronunció un apasionado discurso:
«Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso — por llamarlo de algún modo — del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir lo mismo. El señor obispo lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona, y aquí está para enseñar la doctrina cristiana que no queréis conocer. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao y llevo toda mi vida enseñando la lengua española, que no sabéis...»
En este punto, el general José Millán-Astray (el cual sentía una profunda enemistad por Unamuno), empezó a gritar: «¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?». Su escolta presentó armas y alguien del público gritó: «¡Viva la muerte!» (lema de la Legión Española, fundada por Millán-Astray). Millán habló: «¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!». Se excitó de tal modo hasta el punto que no pudo seguir hablando. Pensando, se cuadró mientras se oían gritos de «¡Viva España!». Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno, que dijo:
«Acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!". Esto me suena lo mismo que "¡Muera la vida!". Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Como ha sido proclamada en homenaje al último orador, entiendo que va dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de las masas. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como he dicho, que no tenga esta superioridad de espíritu es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor. El general Millán-Astray desea crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por eso quisiera una España mutilada...
En ese momento Millán-Astray exclama irritado «¡Muera la intelectualidad traidora! ¡Viva la muerte!, aunque por el gran alboroto del público no se percibió esa frase, que fue solo oída por la gente que estaba más cerca del general, naciendo así la leyenda de que realmente dijo: «¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!», leyenda que nace de las declaraciones de Serrano Suñer, el cual no se encontraba en la Universidad. El escritor José María Pemán, en un intento de calmar los ánimos aclara: «¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!».
Unamuno, sin amedrentarse, continúa:
Este es el templo del intelecto, y yo soy su sumo sacerdote. Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho».
A continuación, con el público asistente encolerizado contra Unamuno y lanzándole todo tipo de insultos, algunos oficiales echaron mano de las pistolas... pero se libró gracias a la intervención de Carmen Polo de Franco, quien agarrándose a su brazo lo acompañó hasta su domicilio. Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta y expulsó a Unamuno. El 22 de octubre de 1936, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como rector.
Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa, en un estado, en palabras de Fernando García de Cortázar, de resignada desolación, desesperación y soledad.
¿Os parece todo esto bonito? SI LOS CATALANES VOTAN QUE NO QUIEREN SER ESPAÑOLES .. ADIÓS Y SANTAS PASCUAS... POR FAVOR...
Antonio Canales
La intransigencia lleva al odio...está muy bien recordar este episodio de nuestra historia, a la que pocos prestan atención ya.Verdaderamente podriamos aprender mucho de todo esto pero tenemos demasiada prisa...
ResponderEliminarQué maravilla Mercedes lo que dices... Yo me asombro al ver las prisas con las que vivimos, que no nos dejan detenernos en cosas de suma importancia... Besosssssss
EliminarMagnífico, Gracias Antonio por recordar este discurso de Unamuno, la verdad es que todo eso me entristece, no entiendo ese deseo de independencia de Cataluña, este verano cuando paseaba por los pueblos, se veían banderas con el Si a la independencia por todos sitios, en los balcones, en las plazas..., de miedo.., que pasa con España, como puede haber tanto odio entre 'Hermanos', donde se fue el sueño de unión, de solidaridad, que va a pasar?., seguramente nada en apariencias, pero hay un profundo abismo, un salvajismo, hay algo roto, feo, muy feo y eso me da miedo y me entristece...
ResponderEliminarRecordar a Unamuno en estos momentos es algo fuerte, te quiero Antonio, buen viaje por Ecuador, vas a deslumbrar, cuidate bien, te quiero mucho mucho...
Si Marie es una espina que al moverla hace sangre, y la están moviendo desde las escuelas primarias construyendo a seres humanos sin amor... Te escribiré desde el Ecuador un país indomito y salvaje.... Besos te quierooooooo muchooooo, tus duendes me acompañan siempre ... Ayer les estuve mirando mucho rato...
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