LA SELVA

LA SELVA

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

... Dicese que se era; desde hace muchísimo tiempo, que el ser humano empeña lo que sea por amor... Nací en el Estado de Lara que pertenece a una de las regiones más privilegiadas de mi hermosa Venezuela; la pequeña Venecia, ese es su topónimo mas pintoresco. Me embriague desde mi adolescencia con sus bellos atardeceres, únicos y espectaculares. Son tan sublimes y poderosos que contemplarlos desde El Tocuyo, que es la Ciudad de mis antepasados y la más antigüa del estado Lara, es algo que no es de este mundo, y dicen los lugareños que el que los mira una vez queda embrujado para siempre.

Su vegetación es señorial y añeja, y en ella duermen muchas leyendas e historias desde épocas remotas. Mi ciudad es la cuna del Tamunangue, y se ha ganado entre los mortales el nombre de "Ciudad de los crepúsculos" . Yo desde siempre, todos los días desde que me levanto, estoy buscando el amor en muchos corazones. He derramado tantas lagrimas de separación y arrepentimiento, y otras tantas de dicha, plenitud y hermosura, que al final he llegado a la conclusión que el obsequio del amor se divide en tres: Amor, Amante, Amado.

La vida me recibió en una humilde cabaña, a los pies del Río Carora.... Y estoy marcado para la eternidad con el canto de las aves del paraíso. Mi nombre es Fénix. Hoy día ya no existen asentamientos indígenas, pero mi gente lleva en la sangre toda una herencia del mestizaje más bello y sapiente, somos personas sencillas, amables, cordiales y muy alegres.

Lo sacrifiqué todo por amor, apego e ilusión y me quedé siempre recostado en estas frondosas orillas; que son mi hogar desde siempre... Fueron tantísimas cosas las que ardieron sobre el altar del ciego holocausto de la pasión. Para al fin aprender que solamente estoy enamorado del Amor.

Cuando una sonrisa es más arrecha que cualquier régimen despiadado o ideología nefasta y corrupta, y más poderosa que el más egoísta e infame de los Emperadores, no temas aunque te envuelve la niebla, porque el día acabará con ella. La vida es de quien se atreve... Ella es más luminosa que cualquier energía que brote de un volcán en erupción. Y hasta más brillante que el mismo Sol. Cuando se impone lo divino sobre lo mortal y perecedero, y la sustancia es solo amor; todo queda derrotado, y entonces surge esa bella Tierra, en la que habito, que no entiende de ninguna revolución.

Bebí el Amor de corazones sinceros, y también de almas siniestras... Pero hoy quiero ser Amor, solo eso, para experimentar la ofrenda... Y obtener la verdadera ganancia del milagro.

LA VIDA...

Antonio Canales