ZURICH

ZURICH

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

Siempre fue una ciudad aduanera y estratégica, a la vanguardia de la investigación de todo tipos y formas. Casa del dinero y posada de mentes privilegiadas como Albert Einstein...  La gran Protestante y ciudad de brujas e infieles, en no sé qué siglo ejecutaron a 74 herejes en una sola bonita noche; como si fuesen las fallas de Valencia.

Ciudad del mártir Exuperantus, y de su último emperador Valentiniano, quien en el temprano 400; de la era cristiana, mando a construir su famoso Castillo de diez torres en el Lindenhof... También ciudad de 21 premios Nobel, y de deportistas campeones del mundo. Y del chocolate y el queso, y de muchas cosas más... La última novedad es que La cruz roja junto con el gobierno suizo han creado un módulo educativo, precioso, para jóvenes entre 13 y 15 años, con el fin de que aprendan a cuidar bebes... No cobran, pero se les premia con un incentivo. Así muchas parejas jóvenes tienen en casa unos días de la semana a jóvenes que quieran ganar algún dinerillo. Es algo maravilloso que aprendan a ser mamas y papas y, además; con esta iniciativa se les enseña a ser responsables y a tener unos valores en plena adolescencia.

No hay apenas gente en la prision: bueno; esto es normal, están todos en España... Y la policía, que apenas hacen aparición, dicen los lugareños que solo trabajan los viernes por la noche... 

En definitiva: he pasado aquí unos días después de algunos años si volver a pisar sus calles viejas y llenas de raíles del tranvía como surcos que el aborigen pinta en su cara. Bajo un techo de alambres y tornillos y de pesares y cantos donde se balancean las estrellas y los astros. Sus formas elegantes de mujer educada y recatada pero, a su vez, deleitante y seductora, la convierte en una dama de noches frías y días fogosos, y atardeceres llenos de esperanza para esta humanidad enloquecidaaaaaa....

No tendríamos porque recordarnos siempre y rememorar nuestros errores humanos cometidos a través de los siglos, para con ello hacernos más daño y acumular más dolor y odio y rencillas enquistadas... Debemos intentar dejar al Mono que aún llevamos dentro. Tener dignidad y coraje y mirar hacia un futuro mejor. Ser más generosos... Esa es la verdadera tarea que debemos afrontar todos.

Antonio Canales