CONOCERSE

CONOCERSE

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

"CONOCERSE"

Cada día tu persona ejerce, más y más, un efecto sobre mi parecido a un placer inteligente, muy distinto al del primer encuentro aquella noche loca y desenfrenada cuando me lancé sobre tu maravilloso cuerpo con el deseo ávido y egoísta de un amante experimentado. Aquella noche estuvimos algo torpes y lascivos. Pero yo supe desde el primer beso que ya no podría dejar de amarte jamás.

Creo que volver a ver y poseer algo supone un placer mucho más profundo que descubrirlo y conquistarlo. Aquella primera noche nos quedamos tendidos uno al lado del otro temblando, mudos y agitados, con el miedo y la vergüenza pegada en nuestras pestañas... Sin atrever a mirarnos casi, nos dijimos un tímido adiós.

Ahora nos entregamos con la impudicia y la locura de los mejores amantes, nos despojamos del sayo de nuestros miedos sin pudor y sin excusas. Como dos animales en celo nos desgarramos con afán, ahínco, ardor, entusiasmo, diligencia, dedicación, esmero y sensualidad. Nuestros cuerpos ardientes explotan una y otra vez en un universo de libido, excitación, calentura y apetito desmesurado.

Tú has sido la única persona en mi vida que has sabido penetrar en los tejidos más desconocido de mi ser... Despertar impulsos ardientes y desenfrenados en mi sistema nervioso, y encender en mi cuerpo una oleada de emociones, inquietudes y sentimientos no antes conocidos por mi. Y ese poder tuyo me tiene atado a ti como el médico al paciente, al que solo Él es capaz de curar y mantener con vida...

Eres Mándragora en mis labios resecos de soledades. Opio dulce que corre sin freno por mi aliento en cada beso interminable que nos regalamos.

Algunos hombres aman con el cuerpo, otros con el dinero o con el intelecto, pero nosotros nos amamos con la música, con la danza, con el arte... Esta noche, tumbado en mi cama, he sentido tu voz con tanta nitidez y tan real que la hubiese podido grabar... He seguido tumbado en el lecho con los ojos bien abiertos, hasta que por entre las cortinillas de mi habitación se ha filtrado La Luz del alba. Reinaba un silencio maravilloso en mis aposentos, dentro de mi, en mi corazón, en mi alma y en mi piel.

Silencio, y una especie de serenidad me inundaban por completo. Y he comprendido que nuestro amor no es de este mundo. Transcurrido mucho tiempo; tal vez horas, ya no tenía ninguna duda sobre nosotros. Se había iniciado en mi algo que jamás había percibido; mi cuerpo se había imbuido de tu amor con una certeza plena. Como cuando uno al pasear tranquilamente por una avenida, ancha, le golpean con un cachiporrazo en la nuca para dejarlo herido de por vida. Y así me has golpeado Tu esta noche, y la noche pasada y la otra y la otra amor mío...

Antonio Canales...