CALIENTE

CALIENTE
Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza...

Algunas veces viajo con el pensamiento a las noches de ese Madrid de los años 80. Ese hotel California y ese Radio Futura sonando a toda pastilla, mezclado con las risas y el humo de los cigarrillos americanos. Esas terrazas calenturientas rebosantes en Recoletos. Ese foro, de todos, y esas noches interminables llenas de encanto y libertades.
Pues en aquellas noches, con mi cuerpo hirviendo en deseos y la mocedad tatuada en mis curvas, tuve una experiencia inolvidable. Era primavera y yo me encontraba como un pimpollo sentado frente al café Gijón, andaba sumergido en mis pensamientos, y sin pensarlo me choqué de frente con una señora muy señorona; la cual estaba de muy buen ver aún. De nombre llamada Irene, entregada, con las carnes apretadas, buena gente y media vida aburrida al lado del pelmazo de su marido...  Pues esta odalisca, rozando la cuarentena, esa madrugada decidió hacerme una escena de amor de esas de película. ¿Para que os voy a engañar? la Irene me ponía, porque en esos días todo en mi era pura curiosidad, y, la buena señora era un pecado muy curioso; la verdad. Para no hacer muy largo el relato os diré que ella se lanzó y yo me dejé. Claro está que después del magreo y manoseo aquel miembro rebelde mío iba explotar. Pero yo no disponía de techo ni de cama, así se lo comuniqué directo a la Irene. Yo sabía demás que era casada, y presa de aquel señor que la aburría soberanamente, pero mi sorpresa fue un clamor cuando me dijo muy resuelta: -eso no es ningún problema querido Toni, vamos a tomar una copa aquí al lado. Llegamos en taxi, que por aquel entonces aún no eran blancos, a la cuesta de Santo Domingo y allí en una de las bocacalles se leía muy brillante “ El Kiss.” Yo hacía ya mucho rato que había perdido el norte y me salía fuego por la bragueta. De sopetón me vi sentado en una mesa redonda alrededor de una pista de baile; donde nadie bailaba; claro está, con cortinas rojas alrededor del exiguo habitáculo convertido en nido pecador. De repente me vino a la cabeza Andrés Pajares y Fernando Esteso, Martínez Soria y demás, y no pude por menos que sonreír socarronamente de medio lado. Cuando el camarero llegó, con una sonrisa chulesca; era evidente nuestra diferencia de primaveras, nos preguntó que deseábamos tomar, yo pedí un Vodka fuerte, ella un San Francisco, la Irene quería estar fresca para saborear mi carne fresca. Y el muy golfo del camarero nos trae la bebida y dos toallas. Yo me quedé perplejo y me dije: - parece que voy a dar una clase de ballet en vez de follar. Cerramos las cortinas y cuando yo empecé a escuchar los lamentos y jadeos y entusiasmos de los nidos colindante al nuestro, me faltaron 10 segundos para quedarme en pelotas picado al lado de aquella dama en bragas y sujetador... Bueno, la verdad sea manifiesta, la cosa no estuvo muy gloriosa por mi parte, tampoco tenía yo la experiencia suficiente, pero ella tuvo dos magnificas horas de gloria y frenesí, hasta que me dejó seco. Salimos del antro sofocados y aún con los mofletes como las cortinas del Kiss, y montamos en un taxi agazapados y culpables; ella más que yo. Y la damisela infiel me dejó frente al retiro con un beso con olor a nardos apagados, empaste y pozo, y ya nunca la volví a ver. Aunque a veces, como hoy, se me viene al pensamiento. 

Había otro cuchitril parecido en leganitos, frente a la comisaría de la policía nacional, se llamaba “ El Dorado “ el cual también conocí alguna que otra noche. Eran salas de fiestas, o así se hacían llamar, que ya existían en la época franquista, pero que ahora tenían la firma de la legalidad, con el aroma de lo antiguo y perverso, lo siniestro y lo ilegal. Algo que lo revestía de un morbo multiplicado y un pecado mortal maravilloso, imposible de salvar, aunque nadie bailase jamás en las pistas.

Antonio Canales 

3 comentarios:

  1. Sabes que siempre me gusta leerte Maestro

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  2. Ay Antonio! Que digo? Imposible comentar! Me tiembla el pulso, jajajajajaja.
    Divinamente escrito y descrito. La verdad es que no has dejado mucho lugar a la imaginación. Una es mayor pero no de piedra,jajajajajaja.
    Te quiero mi Antonio, besooooooos

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    1. Jajajajajaja la verdad que esos años de la movida fueron muy pero que muy canallas.....

      Muchos besitos mi cariñosa amiga.

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