JUAN XXIII

"Y NOS FUIMOS DE TRIANA"

....Nos fuimos de Triana..... Era una sensación agridulce y llena de vacío.... Nosotros tuvimos la gran suerte de irnos a unos pisos nuevos en la Barriada de Juan XXIII... 
 Mi padre, unos días antes, había comprado a plazos una mesa, unas sillas y cuatro camas con sus colchones.... No teníamos sabanas. Esas primeras noches dormimos a pierna suelta sin sabanas ni cortinas, con las ventanas de par en par y el hilo musical de la radio antigua de mi padre con Marchena, Pepe pinto y Caracol sonando sin tregua sobre la madrugada... Era verano y no hacia falta mas que cariño, además no tener que compartir la cama con un hermano nos hacia dueño y señor de la nuestra, y nos llenaba de un dulce placer que no puedo explicar con palabras. La casa se nos hacia inmensa, ya que habíamos vivido siempre en tres metros cuadrados. Aquello era un palacio. Con dos cuartos de aseos y en uno de ellos una media bañera, que a mi hermana Rocio y a mi nos pareció un brazo del Caribe... (Hasta ese momento nos habíamos bañado siempre en un Barreño de cinc, que mi madre calentaba en verano en la azotea....) Nos metimos juntos los dos, y fue la primera vez que de un grifo vi salir agua caliente... Poco a poco y con mucho cariño e ingenio, mi madre nos hizo espuma con un jabón de lagarto verde, y aquello fue ya las delicias de dos niños entusiasmados, curiosos y eufóricos... En poco tiempo, con mucho esfuerzo; mis padres convirtieron aquel desierto conventual en un remanso de confort... Salimos a la calle al día siguiente,  y claro está; no teníamos amigos, ni primos, ni vecinos queridos. Todos los nuestros se los habían llevado a otros destinos. Y ahí sentí una punzada en el estomago que nunca podré olvidar... Como si me hubiesen arrancado un trozo de mi.
Subí llorando las escaleras del bloque de pisos y abracé a mi madre Pastora en silencio, y le dije: llévame a Triana mama...  Ella sonrió y me preguntó: no te gusta nuestra nueva casa sin ratas.. Y yo le dije que si pero, no me gusta dormir solo, prefiero dormir con mi hermana Rocio en el sofá verde con cuadros azules y negros... Ella con paciencia me llevó a la cocina para que le ayudase a limpiar de chinos las lentejas, y así espantar mis fantasmas. Pero mi tristeza era un pastizal de dolor, e irremediablemente la nostalgia se apoderó de mi durante algún tiempo...

Cosas de Triana....


Antonio Canales

2 comentarios:

  1. Oh mi niño, como te hubiera abrazado y tranquilizado...
    Tu Cuento entre dulce y amargo tiene algo de mi familia...
    Después de la guerra mi abuela Ecarna , viuda (madre de mi madre) volvió de Francia donde había ido a buscar a su hijo (que no encontró) y se encontró sin casa, bombardeada, sus propios vecinos habían robado lo poco que quedaba. Fueron ubicadas en barracones (era como un campo de concentración) Le llamaron El Campo de Comillas, terrible! Pero mi madre y sus hermanas fueron felices, jugaban con otros niños, cantaban, bailaban...
    El día que les dieron casa nueva, lloraron, no querían dejar a sus amigos...
    Perdona si me he pasado contándote mis recuerdos.
    Te quiero mi Antonio, te quierooooooo

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  2. No no te has pasado en ningún sentido... me gusta escuchar tus historias son de un realismo y una verdad que me transportan.... Gracias mi amiga te añoro mucho....

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