EL ABRIGO PROTECTOR

EL ABRIGO PROTECTOR

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

... La lluvia se detuvo aquella fría mañana de Diciembre. Bajo el cuello de armiño de mi Abrigo maravilloso y protector, escucho las aguas que resbalan desde la Montaña a mi alrededor. Día amarillo, húmedo, las cumbres rieron con gran placer, los animalillos del bosque eran una trémula sinfonía de vida, y yo, abajo con los pies hundidos entre el lodazal, me alegré porque las nubes ya pasaron de largo y pude distinguir ante mi, olorosa, recién lavada como una novia santa y virgen, sudando bajo el sol, a España.

Recuerdo en mi infancia la Alegría de ver por primera vez un pueblo, un río, una piedra. Me llenaba de pavor contemplar el obstinado esfuerzo del hombre por domesticar un árbol, por construir una choza, por tomar una mujer y llenar la choza de hijos. Sentía escalofríos pensar que el legado de nosotros los humanos, se consagraba en este modelo absurdo, torpe y banal con el que nos contaminan desde que tenemos huso de razón. Haciendo con ello almas de hombres y mujeres en series para provecho de nada. Bajo mi Abrigo fantástico, ese que heredé de mi padre que a su vez perteneció a su tatarabuelo, que lo había heredado del suyo, al cual se lo había regalado un comerciante que lo traía ya gastado de muchas lunas y soles, hundía mi cabecita hecha un torbellino de locura. Me negaba, con todas mis fuerzas, a pensar que la vida fuera solo eso.

Siempre he luchado por entender la tensa piel de toro que es España sobre la faz de la tierra. Dibujaba en mis sueños sus montañas, sus ríos, sus desiertos y mares. Y entre el cálido olor a leche y teta, tierra y sal, que emergía del poderoso Sayo, yo me sentía seguro de todo y príncipe de un reino aún por inventar. Soy el resultado de las razas que unieron sus sangres y arrojaron al mundo sus flores encendidas.

Para con ello llenar de distintos colores y formas el universo entero. Ese que posee pegado en el forro mi centenario Abrigo.

Antonio Canales