DESMEMORIADOS

DESMEMORIADOS

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

Buenas tardes amigos: quiero aclarar una cosa, y dejarla patente para las nuevas generaciones y también para toda esa marea de feligreses fervorosos, opinadores y sabedores, Docentes, técnicos, Maestros, y “maestros” y también a los enamorados de nuestro arte y algún que otro desmemoriado. Quiero recordaros que el suelo acústico donde hoy en día pisan la mayoría de los bailaores y bailaoras, se creó en mi compañía, para mí y bajo mi supervisión. Las giras tremendas y durísimas hicieron saltar en mi mente y en la de mis técnicos, sobre todo el gran Sergio Sarmiento, creador absoluto; ya que posee alma de músico, la necesidad de buscar una fórmula que mi zapateado se escuchara igualado en todo el proscenio, me alargara, a su vez, los años sobre el escenario, aunque en ese momento aún no tenía ni treinta primaveras, y evitara al máximo las lesiones.

Con ello creo que se aportó algo nuevo e ingenioso y de suma importancia al baile flamenco. Ya que de esta forma conseguimos que el zapateado limpio y preciso llegará a convertirse en un verdadero instrumento más, sobre todo en los grandes espacios, dado que la guitarra y el cante ya se beneficiaban de las técnicas de micrófonos y sin embargo el zapateado del baile no. Quisimos y conseguimos construir un lenguaje que llegara al corazón del espectador nítido y sin trampas. Claro está que después se ha ido perfeccionando y hoy en día tenemos la suerte de contar con grandes creadores de los mejores suelos acústicos, quiero resaltar a Joaquin Mulero como el mejor de todos, dado a su investigación, innovación, vocación y entrega; ya que es Bailaor, a un trabajo manual de alto nivel y nunca antes visto. Por ello, innovar en este maravilloso arte no solo depende de quitarse o ponerse un adorno, o tener una gran técnica y sacar los pasos más soñados. O un Soniketazo y pureza como mi mae Pastora. No queridos amigos, no es tan fácil. Se trata de muchas cosas más. La búsqueda, el estudio incansable, el atrevimiento para poder llevar a buen puerto una idea. Una genialidad que parece simple pero costo muchas horas de desvelos y sudores y quebraderos de cabeza. Esas son las cosas; a las pruebas me remito,  que perduran sobre el tiempo y bajo los pies del flamenco actual. Hay que intentar encontrar fórmulas que revolucionen las formas establecidas para mejoría y avance de nuestro hacer. Al principio era algo que asustaba, y que la crítica los llamaba sonidos de discoteca. Pero fíjense ustedes las vueltas que el mundo da Tío Rufino.

Por ello, y alguna cosilla más, borrar mi espíritu de un lugar de élite donde se baile Flamenco, es cuasi un imposible. Por muchas alcaldesas atrevidas que nazcan...

Antonio Canales