EL PODER DEL CORAZÓN

El otro día de escuché decir que las personas, aparte de tener una edad determinada: seis, quince, trescientos años... son de por sí adolescentes, viejas, ancianas o como niños durante toda su existencia... Y algo hay de eso, aunque creo que a lo largo de la vida a veces se cambia, o algunos lo hacen, si importar el ciclo en el que te encuentras o los años que posees... Es muy sencillo y muy complejo a la vez.

Como sucede del volver de las heridas, las metamorfosis nos dejan a veces irreconocibles: los unos se hacen cada vez más fuertes y suaves, mientras los otros se endurecen, se vuelven resabiados, ácidos o amargos. A saber porque el dolor se convierte en perfume o veneno. Misterios de la alquimia, de la capacidad transformante de cada cual, de esa gracia que no sabes porque recibes..

Pensé reflexionando sobre todo esto en el destino que me habían dado. Y me contesté: pues no sé. Es tan precioso que a veces casi no puedo abrazarlo. Con una pequeña parte de lo que me han dado a mí, una vida estaría más que colmada. Y me pregunté porque a mí me han dado tanto y a otros no les dan casi nada, cómo me puedo sentir tan dichoso viendo lo que hay alrededor, lo desgraciada que es la gente.

Y mi niño interior me contestó: “No, no, no hay que apenarse ni sentirse mal por esto. La felicidad se expande, así que como mejor estemos, mejor estará el mundo. 

Y bueno sí, mucho tiene de razón, y como a fin de cuentas lo único que nosotros podemos hacer es volver locos de felicidad a las gentes que nos dejan en las manos, cauterizar las heridas cuando aún es posible. Algunos dicen que tengo el poder de resucitar a los muertos, y puede que tengan razón, pero el que se acerca tiene también que estar en estado de recibir la gracia, de querer revivir...

Antonio Canales...