NECESIDAD
Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…
Fueron muchas las aventuras y desventuras de aquel inolvidable invierno del 82. Algunas crueles, humillantes y de muy mala catadura, y otras algo menos malas. Todos los días, de aquel fiero invierno, fue una dura batalla la que tuve que librar contra el frio, el hambre y el despropósito, y solo me mantenía vivo el amor que le profesaba al mundo de la danza. Yo estaba consagrado a rajatabla sobre aquel divino sacrificio, y había jurado al cielo un voto eterno para con el baile aunque acabase muerto sobre las aceras de Madrid. Habría preferido morir mil veces, antes que vivir sin bailar. Era tal magia llegar a la sede cada mañana en la calle Santa Isabel, donde ahora está ubicado el museo Reina Sofía, y ver a los Faraones que solo conocía a través de libros y fotos, pasar a un palmo de mi, que todo lo demás era secundario, y me importaba bien poco no comer, ni tener calor de nada ni nadie o, ni tan siquiera un techo para poder soportar las duras inclemencias del tiempo, y tener que dormir al raso bajo las nieves heladas de castilla.
Pero, claro está, aquellas enormes necesidades empezaron a pasarme factura, y cada día mi cuerpo, en pleno desarrollo, se encontraba más débil y sin defensas de ningún tipo. El trabajo diario de ensayos, clases de todo tipo y esa lucha de entrega y superación que demandaba y exigía aquella vida de bailarín, no se llevaba nada bien con la otra de verdadera indigencia y pobreza que me tocó soportar durante unos largos meses.
Estaba en la escuela del Ballet Nacional y debido a mi delgadez, en mi cara solo se veían ojos y en mi pecho huesos. De repente alguien me susurró con mucha dulzura:- donde comes hoy?
¡¡¡Albricias!!! eso sonaba a música celestial. Me volteé y vi dos ojos castaños como soles de noviembre, con una sonrisa de medio lado pintada en su cara. Yo le contesté, muy resuelto, que donde ella me llevara sería perfecto, siempre y cuando de postre pudiera darle dos o tres bocaos a sus mofletes. Fue todo un instante, pero de nuestros ojos saltaron chispas y de mi barriga una queja aguda que Maria escuchó perfectamente. Terminamos las clases y salimos juntos. La comida fue en su casa, ya que vivía a tiro de piedra del lugar de ensayos.
La verdad que lo primero que hicimos fue devorarnos el uno al otro en la misma cocina. Con ese calor de hogar, ese olor al cocido en la olla, y aquel perfume a hembra, me hicieron perder los papeles y se me desataron todos los apetitos posibles. Parecía de película. Quedamos exhaustos, sudando sobre las baldosas de aquella cocina con azulejos verdes, que a mi me parecía el cielo. Yo ya no veía turbio de la endeblez, ahora andaba cerca de la ceguera.
Comimos con ansias nuestras carnes; las mías eran bien pocas y, también, el cocido y nos enamoramos de plano. Ella como loca, yo solo medio loco y, por supuesto, aún hambriento en todos los sentidos. Aquella noche dormí caliente. Y al día siguiente cuando llegué a la clase de ballet con los mofletes colorados, los labios quemados por los besos y los excesos, mis sentidos desprendían un brillo y una vitalidad que llamaban la atención. Como el perrito que es mal tratado y encuentra por fin un hogar y un corazón amable.
Y de repente en una de las paradas entre los ejercicios me pregunta la profesora a voz en grito. -Antonio, donde comes hoy?... A mi se me mudó el semblante.
Antonio Canales
Antonio tienes que publicar Tus memorias porque está llena de riquezas pobreza sacrificio sin fin viajes amaneceres y miles de anecdotaa gente personajes y gastronomía de hornos y potages ���������� besicos para El Chef Antonio
ResponderEliminarSi mi Alex he de empezar a reorganizar mis cartas, recuerdos y demás. Siempre lo voy dejando y al final me puede fallar la memoria. Un camión lleno de besos. Te quiero amigo.
EliminarAy! Envidio a la que te pregunto: dónde comes hoy? A la primera, Jajajaja Ufffffff, maravillosa lectura. Yo que desbordo de imaginacion, lo vivo a tope! Un deleite leerte mi niño. Sufro, porque no comes, me emociono porque bailas y te enamoras... Gracias
ResponderEliminarJajajajaaaaa en la terraza de tu casa pot ou feu... eres tremenda y te quiero mucho mi Rosa.
EliminarVoy a explicar cómo hacer para leer y comentar����
ResponderEliminarSencillamente genial !!!! Me ha gustado mucho leerte, así como tú baile.
ResponderEliminarMucho arte es lo que tienes !!!! ��������
Muchas gracias Mar. Bienvenida al club.
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