DOS BOFETADAS A TIEMPO

DOS BOFETADAS A TIEMPO

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…


Corrían los venturosos años 80, y yo había puesto los pies en la capital, si; los dos píes de un golpe. Y mi sangre era un volcán sin freno, derramada sobre veinte insultantes primaveras desatadas y furiosas. Con ganas de todo. Sin ganas de todo lo que fue desear nada. Comía como un león con los ojos muy abiertos, y dormía con las pestañas como persianas a medio cerrar.

De repente empecé a trabajar y a comunicarme con tipos de gente muy diversas y, sobre todo, a respirar ese Madrid de ensueño que latía con pulso y poesía contagiosa, en aquellos inolvidables años. Vivir del baile comenzaba a ser una realidad, y aquello me llenaba de unos sentimientos explosivos, eufóricos y, a su vez, comenzaba también a llenarse la pesada mochila de la responsabilidad.

Porque eso de que sarna con gusto no pica es mentira. Y la vida entregada a la danza no es precisamente un camino de rosas. Nuestra profesión tiene la mirada hundida sobre un horizonte muy temprano. Es fugaz como un cometa y está llena de tantas promesas, pasiones, azares y virtudes. 

Pues, claro está, quizás porque la cabra tira pal monte, yo comencé a frecuentar los barrios más chisperos de ese Madrid pinturero. Una cosa era ir a Vallecas a sentarme en verano en sus alamedas vecinales, que subir a Cañoroto a las chabolas y comer un churrasco en el Gallo Pelón. Que pasear por esa Gran vía llena de Luces y bajar hasta el retiro lleno de vida. El domingo por las mañanas en Cascorro y lo sábados por la noche en el rokcola. O ver atardecer en esa corredera, la alta y la baja, y amanecer en malasañas sobre la plaza Don Felipe llena de palomas y campanas, que era la plaza donde yo me instalé, y la que me cogía a tiro de piedra de todos los sitios del universo.

Yo fui haciendo migas y amistad y cariños y afinidades con familias gitanas de cañoroto. Gente de mucha enjundia artística para el flamenco y, sobre todo, en el arte del tañedor por excelencia. Con ellos fui fraguando en mi pecho los valores del flamenco a fuego, sobre un yunque descarnado de verdades rancias y agridulces. Fueron en esos momentos de mocedad los puntales de mi vida, que me ayudaron en sumo grado a seguir creciendo. Y tenia amigos como verdaderos hermanos viviendo en el paseo de La Habana y también en las chabolas. Y ese poblado chabolista era un lugar que yo frecuentaba un día si y el otro también. Ya que era el centro de operaciones para nuestros ensayos, reuniones, y músicas y bailes. Ya habíamos explosionado con mucha contundencia, y Antonio Canales y el grupo A Cuerda y Tacón sonaban hasta en la sopa. Y, además, ya tenia bajo el techo de mi respiración, viviendo, a dos seres pequeñitos llamados Antonio y José. Ellos venían conmigo a los ensayos colgados de una mochila y un cochecito lleno de biberones, papillas, dodotis y mi gran bolsa con las botas, las toallas, zapatillas, castañuelas y, rebosante de trapos y accesorios para la clase de jota, la de clásico español, y la de flamenco. Aquello era una odisea diaria y la gente en Amor de Dios lo tomaba con gracia y cariño, y muchos me ayudaban en los que haberes para con los pequeños. No podía ser de otra forma, ya que la mamá trabajaba en el Ballet Nacional de España todo el santo día. Y yo estaba en uno de mis mejores momentos. Pero en esa época de celo y juventud, no quería perderme la niñez de mis hijos por ningún baile del mundo.

Un día mi suegra Piedad, que me amaba y a sus nietos veneraba, vino a casa a pasar unos días y ayudarnos en tantísimo alboroto y trabajo que nos superaba por momentos. Y no tengo otra cosa que hacer que, ese mismo día que mi suegra viene, irme al poblado de las chabolas con mis dos fieras, para mientras ellos jugaban con los demás niños de allí; con los que se lo pasaban en grande, a parte de algunas lágrimas y rabietas de unos y otros porque acababan asalvajados haciéndose pupas, yo iba a ensayar uno de esos coritos que poníamos de moda, y poseían esa cadencia rancia, indígena y melosa de esa forma de sentir que tienen la gente de ese emblemático barrio. Yo no avisé a nadie de mi ausencia, y se formó el zafarrancho. Los niños jugaron, comieron, se bañaron y se durmieron con sus primos. Era verano y las estrellas en el Cerro de la Mica, así se llamaba el asentamiento, eran una frágil colcha de versos de las mil y una noches. La madrugada nos arropó con su olor a leña y naranjos en flor y a damas de noche. Cuando llegué a casa amanecía sobre Torrelodones. Y mi suegra Piedad era una furia Griega desatinada y encolerizada; con toda la razón, hasta la enfermedad. Abrió de sopetón, y en su cara no puede definir el trance que la poseía, dijo muy seca - pasar y dejar a los niños sobre el sofá. Los dos venían dormidos y reventados, uno en mis brazos y otro en los brazos de Ramoncito, los dos oliendo a colonias y talcos y envueltos en unas colchas de hilo preciosas, llenas de mil colorines. Éramos una comitiva especial, Ramón con una mata de pelo que le llegaba a la cintura, y yo con una gruesa correa llena de medallones de plata, parecíamos una tribu la verdad.

Una vez que los soltamos y antes de poder implorar su nombre, Piedad, me soltó dos bofetadas en seco y me gritó; pero contenida ¡no tienes vergüenza señor Canales!

Se dio media vuelta e hizo mutis por la cocina. Fue la única vez que me pegó y la única vez que yo vi a Piedad pegar a nadie. Si eso era una Santa llena de armonía, fuerza, gracia, amor, sinceridad... y me podría pasar así y llenar de piropos miles de folios. Pero, ¿os podéis imaginar la cara de Ramón ?

Cuando subí al coche, con el susodicho, y mis dos mofletes colorados y azorados en parte de vergüenza y en otra parte del contundente arreon, me miró y me dijo con mucha sorna: - oye, no sabía que te pegaba tu suegra. Lo que tuve que pasar un tiempo, con la broma y los bromistas, os lo dejo a vuestra invención.


Antonio Canales

6 comentarios:

  1. Ay mi niño! Y es que una bofetada a tiempo... Nunca está de más. Me ha encantado tu recorrido por mi ciudad (la conoces mejor que yo), esos barrios y calles que hace tantos años que no paseo por mis mandriles...
    Siempre es un placer leerte y volver a mis 30!!! Jajajajaja
    Te quiero miles de besos...

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    1. Madrid es la casa de todos, que siempre te recibe con los brazos abiertos mi Rosa. Pronto nos vemossssss siiiiiiii

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  2. Leo y vuelvo a leer tus maravillas. Que arte la bofetada... Mucho mas viniendo de la mejor defensora de la tribu, de su hija, de sus nietos y de el hogar que tenía que ser tan perfecto como vuestro arte... Lo es y sigue siendo porque os amais todos tal cual como intento hacerlo yo de la mejor manera y sentío porque es el mejor regalo para el retoño y para los protagonistas de lo mas amado que son sin duda los hijos... Mi pafre que ya sabes lo que para el era su ITA.. me dió solo una..y recuerdo que no me dolió nada.. me dije, que suave pega mi papá.. pero jamás olvidé aquella lección, la cual era hacer mi deber puntual a tiempo y respetar la visita de una maestra que iba a casa todos los días a ayudar a los 7 críos con los deberes.. Yo me escapaba a jugar y eso no estaba bien... La maestra me acusó y bolas!! una bofetada a tiempo. Besos escritor y artista por los 4 costaos..

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  3. Bolas,me encantan tus expresiones. Me suenan a música en la dìstancia. Que bonito los recuerdös verdad. Porque los feos terminan por no recordarse.Te quiero mucho mi negraaaaaaa

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  4. alex Leonard amaya28 de enero de 2019, 15:10

    Es que el amor de los abuelos!!! Es totalmente distinto a los de Padres por lo menos yo y claro imagínatela a la pobre padecer los sus niños los abuelos somos extremados en lo del amor a los nietos y esas dos tortas fueran una por cada nieto fueron de puro amor besicos de un Yayo que siempre está feliz de tenerte de amigo

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  5. mari peñadel moya1 de febrero de 2019, 4:42

    ufff antonio me ha encantado tu historia no todo el mundo tiene tanta historia que contar tienes suerte de haber tenido la familia que has tenido y tienes y por supuesto ellos tienen mucha suerte de tenerte a ti eres un autentico personaje me encanta tu persona ahhhhh mi madre te hubiera matado jajajjajaj comprendelo

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