LA SANTA TRINIDAD

LA SANTA TRINIDAD

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

el Araguaney, el Turpial y la Cruz de mayo, son la Santa Trinidad de un bellísimo país que se llama Venezuela... 

El color amarillo furioso de estos árboles milenarios te dejan extasiados por su belleza y recogimiento. El araguaney te invitan amablemente a dormir una buena siesta bajo sus frondosas ramas aterciopeladas. Pero, también, poder ver otras tantas variedades de árboles endémicos a mi alrededor; no deja de sorprenderme a diario. Los mangos repletos de frutas, que parecen los pendientes de una linda mujer, los encuentras a cada paso. Las palmeras con sus cocos amarillos como lampad arios a punto de encenderse, son el mejor reclamo para ponerse al resguardo de este sol inmenso. Las Buganvillas pintando las esquinas de las calles. El Bejuco, con sus frutos enormes, te empuja a balancearte agarrado de sus protuberancias al estilo más genuino de Tarzan. Y así suma y sigue... En cuanto a la fauna: este pequeño y furioso Turpial que se instala en los nidos sin ser suyos, ya que el no los construye, si no que los posee sin permiso, acomodandose en ellos como el mejor de los ocupas, y los defiende con pico y uñas, es un magnífico cantor y una explosión del color más genuino. En bravo y salvaje, y no hay quién se atreva con sus polluelos, lucharía hasta la muerte. Pues a más de estos traviesos cantarines, están las Iguanas, prehistóricas, que cruzan las carreteras lentas y asustadas, y la gente disminuye la velocidad hasta casi detenerse para no atropellarlas. Cientos de pájaros, bichos reptantes y acuáticos o alados, van poblando el suelo, el aire y las aguas, haciendo la fantasía y el deleite más primario ante los ojos del espectador. Y ya; la femenina Orquídea, en este caso la Flor de Mayo, ya que con ella se engalanaban las famosas fiestas de las Cruces de Mayo, son el mejor de los adornos para una cara wapaaaaa. Porque flores hay muchísimas, pero Venezuela es una tan peculiar y tan bella, que posee el don de unir en una misma expresión el canto del Turpial, el color de las Orquídeas y lo acogedor del Araguaney. No se pierdan esta hermosura. Se perderían el paraíso.

Antonio Canales