ROMEO Y JULIETA

ROMEO Y JULIETA

Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza…

Era un día de invierno y estábamos sentados alrededor del brasero... Eran esos días de poca luz y mucho hogar, donde asábamos castañas y partíamos nueces y piñones. Siempre recordaré aquellos molinillos donde convertíamos los granos de café en polvo; desprendían un olor de otro mundo lejano, y muchas veces me adormecía entre los pechos de mi madre impregnado en los aromas de almizcles salvajes y desconocidos. Acababa de entrar en casa el televisor y aquello era una fantasía cercana a la brujería más sobrenatural. Todos los niños de mi patio mirábamos el enorme aparato por detrás sin entender, como se habían colado allí aquellas imágenes en blanco y negro tan reales que casi las podíamos tocar.
Aquella tarde de aquel domingo de diciembre ocurrió algo insólito que marcaría mi vida para siempre. No tendría yo más de siete años y estaba ayudando a limpiar los chinos de las lentejas. Cuando de repente escuché unos violines y en un primer momento pensé que un gran pájaro, convertido en hombre, cruzaba volando por la pantalla del recién estrenado aparato. Me quedé paralizado y entregado a las imágenes en cuerpo y alma. ¿Que era aquello? Ese hombre no era de este planeta, literalmente volaba sin alas semi desnudo; sin gravedad. A cierto punto de aquel maleficio, veo entrar silenciosa a un Hada que alrededor de él flotaba sobre las puntas de los pies. Allí ya se me disparó el corazón y se me pararon los pulsos; casi sin dame cuenta me planté a un palmo de la pantalla, como si algo o alguien me hubiese transportado hasta el precipicio de aquella danza de cuentos. Estaba en calzoncillos y descalzo y hacia un frío cruel; pero yo no sentía nada, hacia rato que algo inexplicable me había poseído por completo. Todo ocurrió muy deprisa y solo el grito de mi madre me sacó del trance. Cuando al volver de la cocina vio todas las lentejas derramadas por el suelo y yo abrazado al televisor con los ojos cerrados y los pies aupados en puntillas. -¿Antoñito que haces? me gritó asustada.

Pero ese Antoñito al que ella llamaba ya nunca volvió. Me quedé soñando para siempre con Romeo y Julieta. Y ella lo supo al instante.


Antonio Canales 

1 comentario:

  1. Alex Leonard amaya20 de mayo de 2018, 4:26

    Me haces viajar en el tiempo Antonio con lo de las chinas en las lentejas lo contento que me ponía moler café era como un.juego no como ahora,imagino que ese Ángel sería Nureyef increíble ......la primera tv que compremos nos la trajero a casa a probar y Mi Mamá dijo y sentenció...Chao la tv pa los niños aquí se queda jajajaja feliz siempre de leerte puñaito de Besicos de cafe

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