VOLANDO VOY VOLANDO VENGO

Os voy a contar una pequeña anécdota que me ocurrio antes de ayer al aterrizar en Zurich... Salimos de Madrid con un sol esplendente aunque ya algo más de frío en el ambiente... El avión de la SWISSAIR comodisimo y medio vacío, claro está, quién va a viajar a una ciudad donde el salario mínimo es de 3400 eur y comerte una pizza vale 40 de ellos... O visitar un museo, el del castillo, que va desde los 20 eur mínimos a 300. La verdad que no sé que te enseñarán con una visita de ese calibre, seguro que te enseñan los fantasmas que viven en El... Bueno, pues muy cómodo, espacioso y en ventanilla... con una tripulación que te ofrece de todo y amabilísima transcurrieron las 2.20 que dura el trayecto... Pero al llegar a las inmediaciones de Zurich, cuando el avión comienza a descender, veo que hay unas nubes espesa como leche condensada, que al cruzar entre ellas te hace ser consciente de la tremenda velocidad que llevamos, y una lluvia y un viento cuasi huracanado que hacen las delicias con el aparatito donde estoy subido con unos 29 pasajeros más... Yo siento y escucho que sale en tren de aterrizaje pero no veo el suelo... Cuando de sopetón; a unos trescientos metros de la tierra, puedo vislumbrar por fin el bosque. Y pienso, aliviado, ya estoy aquí... Nada más lejos de esto... Cuando el avión casi toca la pista veo alarmado como vuelve a subir a toda pastilla, recoge el tren de aterrizaje con un crujido tremendo como si le abriesen la panza a una ballena gigante en una piscina olímpica, y aumenta su velocidad y comienza de nuevo a dar saltos literalmente sobre las nubes y el viento que hacen que estallen grititos de pánico en la cabina... Los dos señores que iban delante mío cambiaron sus mofletes colorados y muy suizos por dos bloques de hielo... Yo me quedé sin resuello... Y después de explicaciones, que nadie entendio, dimos la vuelta y bajando de nuevo entre las nubes a saltos enormes como el que baja una escalera a patas juntas por fin aterrizamos 4O minutejos después... Creo que algunos se mearon del susto y yo estuve con hipo las dos horas siguientes... Qué bonito es el Flamenco verdad? Son las pequeñas cosas con las que tenemos que lidiar... Todo no van a ser Oles y Oles y Oles... Jajajajajajajaja

Antonio Canales.