DAMASCO EN MIS OJOS

DAMASCO EN MIS OJOS”

I) UNALLEGADA INMINENTE

Hola: #ángeles de mi #corazón... Soy el #cuenta_cuentos de La #Danza…
Como no soy reportero de guerra, ni periodista profesional, si no más bien; solo soy, un nómada empedernido: voy a intentar narrar lo que estoy viviendo con el mayor tono poético que me permita el dolor tan enorme que se agolpa sobre mis hombros. Llegué a Beirut cuando el sol se recostaba sobre el horizonte, formando una línea color Corinto sobre los montes de la ciudad. Salí al exterior de la terminal y el golpe de calor y la humedad del levante mediterráneo se apoderaron de mi, y empecé a sudar hasta empapar la blusa y el fino pantalón. Estamos acostumbrados al mundo occidental y contemplar la terminal llena de militares, casi todos de más de metro ochenta, con trajes estampados de esos que vemos en las películas de las selvas, y sus armas correspondientes dispuestas al asalto, es algo que te pone el corazón en la boca y el pulso a mil. Te sientes culpable de vivir, y acribillado por cientos de ojos acechando cualquier movimiento imprudente que pudieses cometer. De sopetón te encuentras con la cruda realidad: acabas de llegar al centro del huracán. Cuando me encontré con los ojos que me esperaban para trasladarme hasta Siria, me sentí resucitar, el abrazo fue tremendo y pegajoso, como el de un niño que necesita el refugio de sus padres. Creo que esos diez eternos minutos en los que anduve perdido, sin wifi y sin entender nada de nada, yo ya había muerto sin disparo alguno. 

Nuestro chofer, un grandullón sirio con los ojos color de lluvia y las manos como dos palas, nos condujo amablemente al parking del aeropuerto, para desde allí recorrer los 132 kilómetros que separan Beirut de Damasco. Me sorprendió, para bien, el cambio que en estos últimos años ha habido en la capital del Líbano. Aunque las guerras fratricidas dejan tanta sangre y dolor, que se necesitan muchas primaveras para que vuelvan a florecer las flores en los parques, y el amor en las almas agotadas de tanto sufrimiento... Empezamos a subir por una carretera de doble dirección sin líneas en la calzada, ni arcenes, ni quitamiedos, con cambios de rasantes y desniveles de vértigo y, sobre todo, con un lenguaje tácito para los adelantamientos y otras señalizaciones viales, que solo conocen ellos. Abrí la ventanilla del coche y sentí el frescor de la noche libanesa acariciando mis sienes, y el aire limpio de las montañas inundando de vida mis pulmones. Llega un momento, en estas situaciones,  que te da igual si se escapa una bala, si explota una mochila o como adelanten diestros y siniestros por aquella agosta y peligrosa carretera. Porque antes de desmayarte de claustrofobia y ansiedad, tu abres las ventanas de par en par y punto.

Continuará...

2 comentarios:

  1. Hacia Hacia tiempo que N venía aquí...
    Leerte es siempre un placer de elegidos, así me siento de poder hacerlo.
    Espero que las flores de los parques vuelvan a florecer y que los niños vuelvan a jugar en ellos...
    Te he dicho que te quiero? Besooooooooos

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    1. Te quiero mi amiga querida. Esperemos que así sea: besos de Te verde.

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