LA FINCA

LA FINCA


Hola: ángeles de mi corazón... Soy el cuenta cuentos de La Danza.
(La Finca)
... Era una finca de dos hectareas a las afueras de Madrid en el RACE, llena de rosas de todos los perfúmenes, buganvillas de todos los colores, y galanes de noches embriagadores. Altos pinos centenarios, con un lago salvaje, una piscina de diseño y un invernadero para ver crecer cualquier flor en cualquier momento del año abrigaban y refrescaban mi existencia... Al principio bromeábamos todos porque parecía la casa del Manager no la nuestra. Era más propio de ellos vivir asi que del Artista en cuestión. Teníamos un garaje donde cabían una flota de cincuenta coches, más los cinco que llegué a tener de un golpe. Todos de gamas de luxe hasta las tapicerías y los últimos complementos. La viviendita construída era de mil cuatrocientos metros habitables. Más la casa de los guardeses a la entrada del terraplén. Hacían falta dos carritos de Golf y veinticinco Famitel para estar conectados de un lado a otro del chabolo..
Treinta cuartos, veinte Toilet, tres cocinas con montacargas, siete chimeneas de diferentes estilos y propiedades. Tres salones inmensos con muebles Isabelinos y cuadros de Pan de Oro del siglo XIX, arañas de crital en el techo y suelos de pizarra bajo mis pantuflas hechas a medida por supuesto. Un ascensor interior para bajar a los cuartos de ocio y servicio donde pernoctaban familias, mayordomo, algunos bailarines, los guardaespaldas y gente de paso... O sea, un crisol de culturas, clases sociales y modos diversos dentro de mí privado universo. El sofisticado y silencioso ascensor hidráulico, también lo utilizábamos para subir a una biblioteca circular con miles de libros de todas las edades y formas, desde novelas, enciclopedias y Poesía, a tratados, Atlas y cuentos infantiles. Ese era mi territorio sagrado, para molestarme cuando me encontraba encerrado en ese espacio, a cal y canto, había que ser algo más que un mero trabajador de la Empresa. Y poca gente se atrevía a traspasar el umbral de mi intimida. Algo más arriba, al lado del solarium, había un cuarto totalmente de cristal; para poder recoger la luz al máximo, y que servía como taller de pintura; aunque yo no pinté ni un solo cuadro jamás. Eso si, me gustaba subir en soledad para ver atardecer desde alli arriba... Lejos de mis quehaceres diarios, ajeno a toda esa frágil  realidad...


Antonio Canales

3 comentarios:

  1. Alex Leonard amaya6 de junio de 2018, 0:25

    Que vivencias !!! Hay que estar ahí para saberlo y sentir ese poder económico es.....otro mundo,feliz día Antonio el SOL siempre sale Besicos desde Barcelona

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    1. Ay mi Loli que de momentos de grandezas y de miserias: un panorama... Y después es todo mucho más sencillo: Un canasto de abrazos. Frases tuyas.

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  2. "Vivir en la gloria" siempre ha sido un momento fugaz, un instante. La vida no está concebida para estar siempre en la cumbre, sino que muestra su subeybaja constantemente en esa maravillosa y necesaria montaña rusa. Para poder valorar las vistas desde lo más alto, a veces, hay que volver a mirar desde lo más bajo. Disfrutar de ambas perspectivas, es saber disfrutar de la vida... un abrazo Antonio
    José sin doblez

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