“PURGATORIO”
Hola: ángeles de mi corazón... Soy, el cuenta cuentos de La Danza…
... Estaba degustando un vino de pitarra, frío y sabroso, desde esta balconada de aire puro que son las Urdes, y me sentí flotar sin gravedad alguna. Por unos instantes me trasladé hasta el epicentro del purgatorio, y; comprendí al momento, que tal confuso estado se encuentra en la mismísima trastienda de mis propios sesos.
Del verbo purgare, purgatorium, en latín, es una palabra que nos habla de purificar o limpiar. Nos evoca un lugar, un tránsito. Más que una palabra se me antoja un estado. De ahí que a la Santa iglesia le viniese este sitio; convertido en penitencia, como pulga al bicho. Y acabase tomando el tráfago como suyo. Un lugar, perfecto, donde las almas pecadoras y culpable residen un tiempo, listas después para ser centrifugadas y alcanzar impolutas la gloria final.
Estuve terminando mi copa helada de esta sangre de Dioses que es la pitarra, y que solo hace unas semanas presumía orgullosa colgada de la cepa, y ahora refresca mi gollete y calienta mis tripas.
Y pensé: que la pitarra tiene mucho de purgatorio, si. Es un vino fundamentalmente artesanal, de muchísimos grados; de ahí lo fácil del viaje, por lo que la uva se moltura a la antigua usanza; en la mayoría de los casos, las estrujadoras, despalilladoras y prensas son manuales. Al igual que cuando atravesamos esas fases, desoladoras, por las calles y avenidas del dolor más acervo y cojonudo, ese es el verdeado purgatorio; no hay otro. Porque se muere y se nace muchas veces. Y las purgas son necesarias, y hay que pasarlas para no explotar y llenarlo todo de mierda.
Cuando comienza la fermentación de un dolor, dentro de ti, es el verdadero momento en que empiezas tu rehabilitación, y sientes correr por la piel ríos de sudores, lagrimas y fugas de todo tipo.
Palos y más palos, que de palos damos y recibimos. No me extraña nada que exista el purgatorio.
Y, si amigos míos, así nosotros también debemos volver a la vida, como Pitarras de barros nuevas y dispuestas de nuevo, al milagro, esperando pacientes el degüelle para acompañar los momentos felices del hogar y de la vida.
Antonio Canales
Me encanta como juegas con las palabras. Un inmenso placer leerte, siempre!
ResponderEliminarImagino que conoces los vinos canarios. Sé que algunos son muy buenos, pero no pueden viajar. Mi marido me lo decía, que mucha gente se perdía el placer de probarlos.
Sabes que te quiero y cada día más... Miles de besos Maestro guapo
Siiiii el vino es mal viajero siempre. Al igual que muchas cosas, que fuera de su hábitat no saben igual. Gracias siempre por tu cariño incondicional y por los bellos piropos que me regalas, Te quieroooooo alma de cántaro.
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